Practicidad

El término practicidad no viene definido en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Sí nos habla en cambio de un vocablo que podríamos considerar próximo: el adjetivo funcionalidad y que se define de la siguiente manera: “Dicho de una obra o de una técnica: eficazmente adecuada a sus fines”. Admitiendo que practicidad y funcionalidad son conceptos que comparten elementos comunes, se puede identificar practicidad con ser práctico. (práctico es un sustantivo abstracto que al añadirle el sufijo "idad" -cualidad de- convertimos en adjetivo).

Por tanto, podemos definir a la practicidad como la cualidad de ser práctico. Es decir, aquello que es efectivo en el uso: que reporta un resultado válido y útil con el fin propuesto o el objetivo buscado.

La idea de practicidad nos conecta con la de Eficacia, objeto de un post anterior. Recordemos que eficacia es la capacidad para fijar y alcanzar un objetivo. Sin embargo, en la practicidad se da un elemento añadido: ser práctico –aplicando practicidad- es alcanzar ese objetivo de la manera más directa, sencilla y rápida posible.

Coloquialmente algunos hacen equivaler practicidad con pragmatismo. Lo primero que hay que conocer es que el Pragmatismo es una corriente de pensamiento filosófico de la que efectivamente podemos obtener enseñanzas que nos ayuden a desentrañar y fijar el concepto de practicidad o práctico.

La palabra pragmatismo proviene del vocablo griego “pragma” que significa acción. Por tanto ya contamos con un primer elemento. Ser pragmático o práctico requiere llevar a cabo una acción, que puede consistir en hacer algo o dejar de hacerlo ya que, la omisión, es una forma también muy importante de hacer, sin hacer.

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Un segundo elemento es el de verdadera utilidad. Aquello que realicemos debe tener el “éxito” esperado. Debe ser de verdad, útil o proveer un resultado provechoso. Y entonces la pregunta inmediata es: ¿qué es verdaderamente válido, útil o provechoso? Es de verdad útil lo que tiene un resultado válido y es bueno o provechoso lo que resulta beneficioso para el que lo lleva a cabo. Por eso, precisamente el pragmatismo considera que sólo el resultado determina la verdad o significado de las cosas: verdad y utilidad se manifiestan y prueban por sus consecuencias. Si además queremos cerrar el círculo podemos atender al pensamiento budista, para el que uno y otro concepto –verdad y utilidad- están a su vez absolutamente vinculados e identificados. Tanto es así que el propio Dalai Lama sostiene que: “Es verdad lo que es útil”.

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Un tercer elemento de la practicidad/pragmatismo es el actuar libre de prejuicio, de idea preconcebida o de creencia. Es decir, el pragmatismo que se basa en establecer un significado a las cosas a través de las consecuencias, se basa en juicios a posterioridad evitando de ese modo todo prejuicio. En este sentido el pragmatismo se contrapone como filosofía al Racionalismo, para el cual la razón es la base del conocimiento.

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Los budistas que se revelan como grandes prácticos nos ofrecen una buena consigna para ello al sostener: “No creas en nada, no creas en nadie y verifica personalmente lo que se te dice”. Es decir, la practicidad sobre la base de la experiencia propia en el método, pero siempre, al margen de prejuicios o creencias determinantes o limitantes. Por eso, para el pragmatismo, en general, el significado real de las cosas, lo obtenemos a través de la experiencia reiterada. De modo que ésta, nos conduce hacia la verdad con independencia de lo que es “nuestra idea” inicial de los conceptos.

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Continuemos con el cuarto y más importante elemento definitorio de la practicidad: la acción útil tiene que poder ser realizada de forma directa, sencilla y rápida, esto es, de manera Eficiente. Estamos ante el elemento esencial o nuclear del actuar práctico. Sólo cuando estemos ante un acto directo, es decir que se encamina sin interrupción hacia la consecución del fin; que además podemos llevarlo a cabo de forma sencilla, esto es, sin dificultad y por tanto, libre de adornos; y rápido, esto es, que se produce sin demora o deprisa, podremos realmente hablar de actuar práctico o de practicidad. Para ello es fundamental la experiencia en el actuar. Se aprende a ser práctico siendo práctico o practicando –nunca mejor dicho- practicidad. Por eso para el pragmático William James, el pragmatismo “es la pista… siguiendo la cual… podemos seguir nuestro propio sendero." Esto quiere decir que el conocimiento previo es básico para ayudarnos a ser prácticos: es útil lo que funciona y es práctico lo que lo hace de forma eficaz –consiguiendo el resultado- de modo directo, rápido y sencillo. Al final son las consecuencias prácticas las que nos demuestran si nuestras ideas y creencias son válidas y ciertas, pero siempre a posteriori. Para ello necesitamos la observación previa y la experiencia continuada en el actuar pero libre de prejuicio. Ser práctico se consigue mediante una mentalidad o un método de actuar enfocado en la eficacia, aunque con base en la experiencia y el aprendizaje obtenido a través del desarrollo del método práctico.

Para Marco Aurelio –en sus Meditaciones- …nada es tan capaz de engrandecer el ánimo, como la posibilidad de comprobar con método y veracidad cada uno de los objetos que se presentan en la vida, y verlos siempre de tal modo que pueda entonces comprenderse en qué orden encajan, qué utilidad proporciona un objeto, qué valor tiene respecto a su conjunto (…) qué es, y de qué elementos está compuesto y, cuánto tiempo es natural que perdure ese objeto que provoca en mi ahora esta imagen, y qué virtud preciso respecto de él. El gran emperador filósofo nos da una buena guía de observación que como hemos visto, es fundamental para desarrollar el pensamiento y el actuar práctico.

En definitiva, ser prácticos es actuar con mentalidad eficaz –fijando el objetivo buscado- con un actuar directo, sencillo y rápido que nos reporte la utilidad deseada –eficiente- y siempre libres de prejuicios determinantes o limitantes.

Practicidad = Utilidad x Eficiencia.

En definitiva, ser práctico es ser eficaz de la manera más fácil y rápida posible.

Por tanto, recordemos que, no hay nada más práctico que ser práctico.