domingo, 13 de diciembre de 2009

Dignidad


La palabra "dignidad" deriva del adjetivo latino “dignus”, a, um, que se traduce por "valioso" y significa "calidad de digno". Santo Tomás, define la calidad de valioso o dignidad como "una bondad que resulta del ser mismo de la cosa". Esa bondad, a su vez, es resultado de las cualidades que, en sí mismo, tiene el ser. Un ser es perfecto cuando tiene todas las propiedades esenciales que debe tener para ser lo que es. En consecuencia, la dignidad o calidad de valioso dimana de las perfecciones que tiene un ser en sí mismo, lo cual, a su vez, lo hace ser bueno, independientemente de la posibilidad que tenga de satisfacer deseos.

Por tanto, dignidad es el valor que nos hace sentirnos a nosotros mismos y a los demás, como valiosos, sin que en esa percepción propia o de los otros, medie alguna razón vinculada a lo material o social. Es decir, dignidad es un valor intrínseco y supremo que cualquier ser humano puede contribuir a desarrollar a través de sus acciones y comportamiento, independientemente de la situación económica, social, cultural o ideológica que tal o cual persona tenga, porque para la dignidad, no importa qué pienso, sino más bien, qué hago con ese pensamiento.

Algo es digno cuando es valioso de por sí, y no sólo ni principalmente por su utilidad para esto o para lo otro. Así, la vida humana, las personas, por el mero hecho de serlo, son dignas. En el caso del hombre, su dignidad reside en el hecho de que es un quién y no un qué. De ser un ser único, dotado de intimidad, inteligencia, voluntad, libertad, capacidad de amar y de abrirse a los demás. Tan es así que cuando no se acepta este valor de la persona en sí misma, se abre la puerta que conduce a dejar de respetarla. Por eso, es muy importante que la dignidad esté presente en nuestras vidas, ya que si no es así, no habría seguridad ni respeto hacia nuestro ser ni hacia los demás.

El concepto de dignidad humana ha sido explicado de diversar maneras. Inicialmente era un valor que unía al hombre con Dios: el hombre era el único ser valioso puesto que Dios le otorgó –y sólo a él- las capacidades más nobles para ejercer su dominio sobre el resto de especies. Dios nos confirió inteligencia y capacidad para el lenguaje. El concepto de dignidad era así un concepto religioso.

En la época moderna, el concepto de dignidad fue reformulado: la dignidad del hombre deriva de su naturaleza humana pero desvinculada de cualquier origen divino. El hombre es un fin en sí mismo y debe ser tratado como tal, no como un medio. Esta nueva formulación de la dignidad se plasmó en el ámbito jurídico con la redacción de los Derechos Humanos. Desde este momento, la dignidad humana no viene de arriba a abajo –desde Dios- sino que es horizontal: existe igualdad –teórica o pretendida- entre los seres humanos, sea cual sea la posición que ellos ocupen en la sociedad.

Precisamente de la igualdad de los miembros del género humano se deduce la necesidad de un trato mutuo respetuoso a través de las normas de Derecho. La igual dignidad humana pues, pretende plasmarse en la igualdad jurídica y política de los individuos, con independencia de sus posiciones sociales y las desigualdades naturales de las que partan. La dignidad otorga así un valor absoluto al ser humano. El hombre es digno por su mera condición y no debe demostrar su dignidad -como ocurría en épocas antigüas- para obtenerla a través del reconocimiento de los demás por derivar de su filiación, origen, posición social, u otros cargos políticos. En resumen, los individuos nacían con dignidades distintas y desiguales. Eran dignos o no lo eran. En cambio, con el concepto moderno de dignidad, el valor del individuo reside únicamente en sus rasgos humanos, independientemente de su posición social, origen o filiación. La excelencia del hombre, es de cada uno por sí, y no por su pertenencia a una élite o grupo, sino por pertenecer a la especie humana. Además, no se le exige que demuestre su excelencia, a través de sentimientos como el valor o el honor, para que los demás le reconozcan ese valor. Y es así porque aparece el concepto o el valor respeto: el que las personas sienten hacia sí mismas y los demás, en tanto que seres humanos.

Así, el Estado de Derecho considera a los individuos como ciudadanos con iguales derechos y deberes. Sin embargo, dicha obviedad choca con las numerosas situaciones actuales y pasadas donde muchos individuos han visto degradada y vulnerada su dignidad, de forma que el concepto de dignidad humana está viéndose a menudo cuestionado por tremendas desigualdades sociales.

Como digo, toda persona merece un respeto or el mero hecho de ser humano. Así Kant ya nos dice: “La humanidad misma es dignidad: porque el hombre no puede ser utilizado únicamente como medio por ningún hombre -ni por otros, ni siquiera por sí mismo- sino siempre a la vez como fin, y en esto consiste precisamente su dignidad -la personalidad- en virtud de la cual se eleva sobre todas las cosas (...)". Por eso precisamente, el acto de respetar el dolor ajeno, es lo que confiere a los seres humanos una dignidad secular. Así, cuando un individuo, un colectivo e incluso la especie humana están en una situación vulnerable, es cuando el concepto “dignidad” aparece para remediar esta situación. De manera que el argumento “dignidad” revela una aversión del individuo hacia su propia vulnerabilidad y la de los demás a través del sufrimiento humano, el dolor físico o moral, la precariedad y la debilidad de la condición humana. Esta es la razón por la que actualmente las cuestiones entorno de las cuales ha aparecido el tema de la dignidad humana, evocan casi siempre situaciones de sufrimiento.

En ese sentido, más que hablar de dignidad en sentido positivo, algunos como Dworkin, propone un concepto “limitado” de la dignidad definiéndola como el derecho a no sufrir indignidad. Es decir, el derecho de las personas a no ser tratadas de manera que pueda considerarse contraria a su condición humana.

Conduzcámonos pues todos de manera digna y respetemos la dignidad de los demás.

Y para acabar una frase de Concepción Arenal sobre la dignidad:

“La dignidad es el respeto que una persona tiene de sí misma y quien la tiene no puede hacer nada que lo vuelva despreciable a sus propios ojos”.

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