domingo, 1 de marzo de 2009

Desapego

El pensamiento oriental en general suele coincidir en que la contención del deseo es esencial para evitar el sufrimiento y de esa manera, experimentar felicidad. Por contra la necesidad insatisfecha crea desasosiego y frustración. Sin embargo, una cosa son necesidades naturales o reales y otras aquellas que nos autoimponemos.

Sócrates, el más grande y virtuoso filósofo de la antigüedad, cuando paseaba por el mercado de Atenas y contemplaba los bazares repletos decía: "¡Qué rico soy, cuántas cosas hay que yo no preciso!". Los estoicos, con Séneca a la cabeza, dejaron dicho: "Se es pobre no por tener poco, sino por desear mucho". Por su parte los hedonistas de Epicuro reivindicaban la moderación en los deseos y defendían una idea muy similar: "Si quieres ser rico, no te afanes en aumentar tus bienes sino en disminuir tu codicia". (Ataraxia).

Esto nos lleva a considerar que hay ricos-pobres –los que jamás se conforman con lo que tienen- y hay pobres-ricos –los que aun no teniendo mucho, están satisfechos con lo que tienen.

Algunos psicoanalistas sostienen que la curación de algunas alteraciones sólo es posible cuando asumimos que somos seres limitados e incompletos. Todos, de una u otra manera, sufrimos carencias y debemos aprender a reconocerlas y a asumirlas. No podemos ser todo ni tampoco podemos tenerlo todo. El deseo es señal de una carencia, de un vacío. Cuando lo satisfacemos, la dicha nos dura muy poco y enseguida surge de nuevo otro deseo. Todo deseo satisfecho crea nuevos deseos. Los deseos irreales o inalcanzables son causa de profundo dolor y frustración; como lo es el deseo continuo de tener, alcanzar o conseguir cosas. En realidad, hay personas que son como pozos sin fondo que sólo por momentos parecen llenarse y rebozar. Sin embargo, su estar lleno es efímero. Pronto retorna la falta, la oquedad. Por eso hay que saber que no se trata de seguir rellenando inútilmente lo que no se puede rellenar, sino de renunciar a ese continuado relleno. En definitiva, en aceptar nuestra incompletud, sabiendo ver las cosas de la manera más positiva y optimista posible: el vaso medio vacío o medido lleno. La plenitud no está tanto en lograr lo que anhelas, sino en valorar aquellos de lo que dispones.

Hay 4 leyes básicas de la psicología transpersonal, que se han inspirado en ideas propias del budismo. Son las siguientes:

1.- Existe el sufrimiento, la decadencia, la impermanencia y la degradación.

2.- Se sufre por dos razones: Cuando uno tiene lo que no quiere y cuando uno no tiene lo que quiere o desea. El fundamento de las dos formas de sufrimiento es el apego.

3.- El camino de la libertad es el desapego, el desencadenamiento de la vida, de las cosas, de la personalidad y del ego. Cuando nos apegamos tenemos miedo de perder lo que tenemos o de no conseguir lo que queremos. Para Krishnamurti: “el apego corrompe”.

4.- El camino para lograr el desapego es el “camino medio”. Éste tiene que ver con la recta intención y el buen comportamiento, con la recta palabra y con practicar la meditación y la observación consciente de la realidad que nos rodea.

Según la psicología transpersonal, hasta los 35 años aproximadamente uno construye su ego -posición económica, trabajo, familia, etc.- “para ser alguien en la vida” o mejor dicho “parecer alguien en la vida”. Sin embargo, lo más esencial en cada uno de nosotros es transpersonal. Somos parte de una sabiduría divina o cósmica que está oculta detras de nuestro ego. El ego es una ilusión, una construcción que hacemos de nosotros mismos y la causa del sufrimiento. El desapego es justo lo contrario: la liberación del sufrimiento y con él, el tránsito por la felicidad. Por eso se dice que la construcción del ego es un camino de sufrimiento.

Para ser feliz es necesario parar el ego, parar los pensamientos y dejar que fluya la intuición que es la sabiduría que todos tenemos dentro. Para lograr esto ayuda mucho meditar sobre la verdadera importancia de las cosas, su trascendencia y en definitiva, si vale la pena luchar tanto en ocasiones para conseguir aquello que realmente no es tan importante para nuestra esencia verdadera, aunque sí para nuestro ego. Por eso tenemos que cambiar de “chip” mental y ver el mundo con otros ojos, de otra manera, con desapego de las cosas.

Las disciplinas orientales son más sabias y útiles para ese propósito pues nos muestran caminos para la liberación del sufrimiento psicológico innecesario; malestar que cuando es muy intenso, puede incluso llegar a generar enfermedades mentales. Por su parte, la mayoría de la psicología y psicoterapia occidentales van en sentido contrario. En lugar de enseñar a los individuos a liberarse, a fluir y aceptarse, lo que hacen es simplemente ayudarles a adaptarse a la sociedad fortaleciendo su personalidad. En definitiva, tienden a reafirmar el Yo de los individuos, su ego, en lugar de ayudarles a superarlo.

El desapego no es indiferencia

Algunos consideran que es difícil sentir amor y no experiementar apego a aquello que queremos. Tan es así que muchas veces hasta confundimos uno y otro.

Amor y apego no siempre deben ir de la mano. Los hemos entremezclado hasta tal punto, que ya casi los consideramos la misma cosa. Entendemos erróneamente el desapego como dureza de corazón, indiferencia o insensibilidad, y no es así. El desapego no es indiferencia por lo que ocurre, sino una manera sana de aceptar la realidad y de relacionarse con los demás, cuyas premisas son: independencia, no posesividad y no adicción. La persona no apegada es capaz de controlar sus temores a la perdida, a la no obtención del resultado, al abandono. Sabe que todas esas cosas no tienene en realidad trascendencia. De esa manera no hay cabida al egoismo ni a la deshonestidad.

La ley del desapego

Siguiendo a Deepak Chopra, esta ley nos dice que para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella. Esto no significa que renunciemos a la intención de cumplir nuestro deseo. No renunciamos a la intención ni al deseo; renunciamos al interés por el resultado. Combinando al mismo tiempo la intención concentrada y el desapego, conseguiremos lo que deseamos.

El apego, por el contrario, se basa en el temor y en la inseguridad. Es algo que produce ansiedad y acaba por hacernos sentir vacíos. El apego es producto de la conciencia de la pobreza. En cambio, el desapego es sinónimo de conciencia de riqueza, y a partir de ahí se cuenta con la libertad para crear y hacerlo todo posible. Entonces, las cosas vendrán a nosotros espontáneamente y sin esfuerzo. Con apego somos prisioneros de la inquietud, la desesperanza, las necesidades mundanas, los intereses triviales. En definitiva, arrastramos una conciencia de la pobreza y de la carencia, y de esa manera, arrastramos una existencia mediocre.

La gente busca constantemente seguridad, pero con el tiempo descubriremos que esa búsqueda es en realidad algo muy efímero. Hasta el apego al dinero es una señal de inseguridad.

Quienes buscan la seguridad la persiguen durante toda la vida sin encontrarla jamás. La seguridad es evasiva y efímera porque no puede depender exclusivamente del dinero. El apego al dinero siempre creará inseguridad, no importa cuánto dinero se tenga en el banco. De hecho, algunas de las personas que más dinero tienen son las más inseguras.

La búsqueda de la seguridad es una ilusión. Esto significa que la búsqueda de seguridad y de certeza es en realidad un apego a lo conocido. ¿Y qué es lo conocido? Lo conocido es el pasado. Lo conocido no es otra cosa que la prisión del condicionamiento anterior. Allí no hay evolución, absolutamente ninguna evolución. Y cuando no hay evolución, sobrevienen el estancamiento, el desorden, el caos y la decadencia.

La incertidumbre, por otra parte, es el suelo fértil de la creatividad pura y de la libertad. La incertidumbre es penetrar en lo desconocido en cada momento de nuestra existencia. Lo desconocido es el campo de todas las posibilidades, siempre fresco, siempre nuevo, siempre abierto a la creación de nuevas manifestaciones.

Sin la incertidumbre y sin lo desconocido, la vida es sólo una vil repetición de recuerdos gastados. Nos convertimos en víctimas del pasado, y nuestro torturador de hoy es el Yo que ha quedado de ayer.

Renunciemos a nuestro apego a lo conocido y adentrémonos en lo desconocido, así entraremos en el campo de todas las posibilidades. Esto significa que en cada momento de nuestra vida habrá emoción, aventura, misterio. Pero cuando hay apego, la intención queda atrapada en una forma de pensar rígida y se pierden la fluidez, la creatividad y la espontaneidad.

Cuando nos apegamos a algo, congelamos nuestro deseo, lo alejamos de esa fluidez y esa flexibilidad infinitas y lo encerramos dentro de un rígido marco que obstaculiza el proceso total de la creación.

Esta ley no obstaculiza la fijación de metas. Siempre tenemos la intención de avanzar en una determinada dirección, siempre tenemos una meta. Sin embargo, entre el punto A y el punto B hay un número infinito de posibilidades, y si la incertidumbre está presente, podremos cambiar de dirección en cualquier momento si encontramos un ideal superior o algo que nos llena más. Al mismo tiempo, será menos probable que forcemos las soluciones de los problemas, lo cual hará posible que nos mantengamos atentos a las oportunidades. La ley del desapego acelera el proceso de creación de aquello que tenemos intención de obtener. Cuando entendemos esta ley, no nos sentimos obligados a forzar las soluciones de los problemas. Porque cuando forzamos las soluciones, solamente creamos nuevos problemas. No existen problemas sino oportunidades de cambiar y mejorar. Cuando nuestro estado de preparación se encuentre con la oportunidad, la solución aparecerá espontáneamente. Lo que resulta de esto es lo que denominamos comúnmente «buena suerte». La buena suerte no es otra cosa que la unión del estado de preparación con la oportunidad.

Ésta es, según Deepak Chopra la receta perfecta para el éxito, y como vemos, se basa en la ley del desapego.
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¡Que ustedes se desapeguen bien!



2 comentarios:

  1. Me ha encantado este artículo. No conocía este concepto. Creo que hay mucha sabiduría en esto que se dice aquí.

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  2. Gracias por compartir este blog !! Acabo de recibir una gran lección.........

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