sábado, 14 de febrero de 2009

Lealtad

Entendemos por lealtad la cualidad de aquellas personas que respetan y cumplen los acuerdos ya sean tácitos o explícitos. El término leal proviene del latín legalis, es decir, lo que es conforme con la ley. Por tanto, las personas leales son “personas de ley” en quienes se puede confiar porque mantendrán su palabra. Cumplirán los compromisos adquiridos, defendiendo aquello en lo que creen con independencia de las dificultades que ello conlleve, en los buenos y en los malos momentos.

La lealtad en el sentido que quiero explicar aquí comprende el amor que nos vincula hacia una persona, una causa o unos hechos. Es por tanto una virtud que desarrolla nuestra conciencia pero que podemos cultivar con una adecuada actitud mental. Cuanto más evolucionada es una persona, más tiende a tener la lealtad como uno de sus valores rectores de vida. Lealtad como compromiso personal de defender siempre aquello en lo que creemos. Con lealtad la amistad y las relaciones personales y sociales alcanzan el grado máximo de profundidad. La lealtad conlleva estar cerca, dar nuestro apoyo y ayuda libre, espontánea y fraternal a las personas que nos importan, con especial intensidad en los momentos más duros o difíciles.
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La lealtad en nuestro lugar de trabajo supone no trabajar sólo porque nos pagan un salario, sino que hay un plus: porque creemos en lo que hacemos y nos sentimos parte y como tal, esencia del mismo. La lealtad con la sociedad -en general- supone sentirse miembros y responsables de lo que en ella sucede.

La lealtad como he dicho es esencial en la relación con los demás. Es imposible que exista verdadera amistad sin lealtad pues sólo con ella se genera la confianza mutua entre los amigos. Es nuestro deber ser leales a aquellos que dependen de nosotros: la familia, nuestros empleados etc. La lealtad como el resto de virtudes se potencia cuidando nuestros pensamientos y actitudes vitales. La práctica de la lealtad desarrolla nuestra conciencia y nos hace mejores personas. Sin embargo, la lealtad no existe y actúa sóla. Siempre va a acompañada de otras actitudes y valores como los de la amistad, el respeto, la responsabilidad y la honestidad entre otras.

Para ser leal hay que ser fundamentalmente congruentes entre lo que decimos y lo que hacemos –honestos- pero también desarrollar franqueza, sinceridad, nobleza y rectitud. Es decir, la verdad debe estar siempre presente. No es posible ser leal si no se dice la verdad, se dicen sólo medias verdades o se dice sólo lo que creemos gustará o los demás desean escuchar. Si escondemos situaciones y hechos, -independientemente de las motivaciones que se tengan- es difícil ser leal a la larga.

Por eso se dice que la lealtad no funciona si aquellos valores que hemos mencionado no son permanentes en el tiempo. No se puede ser leal a ratos o según situaciones. De hecho la persona leal, primero debe ser leal consigo misma de modo que actúe siempre igual hacia sí y con las personas con las que se relaciona.

La lealtad es un valor básico para que el mundo en el que convivimos sea mejor. No podemos vivir bien si no confiamos en los demás y si los demás no confían en nosotros. Para confiar es esencial actuar con verdad. Ocurre sin embargo en ocasiones que no somos del todo conscientes de nuestros compromisos y de la responsabilidad que asumimos primero al alcanzarlos y luego, lo que supondrá mantenerlos.

Si no asumimos la realidad de las situaciones existentes o manipulamos o maquillamos la realidad, estaremos incurriendo en lo contrario de la lealtad. Se llama deslealtad. Por eso es importante saber que siempre se puede decir la verdad sabiéndola decir. No es leal la actitud que nos lleva a la sumisión, adulación o fingido respeto hacia los demás por no herirles o por temor. Podemos querer mucho a una persona, desear no hacerle daño con la verdad, pero eso no significa que debamos escondérsela o le ocultemos aquello que, antes o después, debe conocer por incómodo o desagradable que pueda resultarle. La persona auténtica y totalmente leal es recta, digna e incorruptible.

Probablemente nadie entienda mejor que es la lealtad que aquel a quien le hayan traicionado en alguna ocasión.

Qué es lealtad en 5 notas

1. Lealtad es ser quien eres siempre de manera auténtica.

2. Lealtad es perdonarte a ti mismo aun cuando a veces no logres entenderte.

3. Lealtad es respeto a nuestras creencias, convicciones, ideales y decisiones, como la más sublime expresión de nuestro ser.

4. Lealtad es luchar con alegría y convicción por aquello que queremos aunque nos exija esfuerzo y sacrificio.

5. Lealtad es acompañar a quien se ama en sus dudas y en sus defectos.

Para ser leales

1. La persona leal, lo es siempre y con respecto a todo: sus ideas, la familia, los amigos, las instituciones, su país.

2. La lealtad sólo está presente donde hay verdad.

3. Tenempos que tener sentido de pertenencia, cuidar las cosas que nos importan y aquellos a quienes importamos.

4. Renovar continuamente el compromiso de ser honestos, francos, sinceros y nobles con todas aquellas ideas y personas que nos importan.

5. La palabra dada es sagrada: los compromisos se alcanzan para cumplirlos.

6. Propiciaremos un buen ambiente de trabajo en la medida de nuestras posiblidades y desde nuestra respectiva responsabilidad.

9. Comuniquémonos de manera directa, sencilla y clara, hablándo a los demás como nos gusta que nos hablen a nosotros.

Cómo desarrollar lealtad hacia los demás

1. Haciendo lo que esté en nuestra mano para ayudar a nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo, a la empresa en la que trabajamos o a nuestro país en general.

2. Esforzándonos por ayudar a otras personas a mejorar y superar sus defectos y dificultades siendo sinceros y generosos con ellos.

3. Interesándonos por los problemas de nuestra sociedad, nuestra comunidad, nuestro país y llevando a cabo acciones sociales o ciudadanas con compromiso en favor de ellas.

4. Apreciando, valorando y respetando nuestra cultura, identidad, valores e ideales.

Actitudes desleales

Para ser leales también resulta interesante conocer qué actitudes son contrarias a este valor. A saber:

- Las críticas no constructivas que se hacen de las personas, haciendo hincapié en sus defectos, lo limitado de sus cualidades o lo mal que hacen su trabajo.

- Divulgar los secretos o confidencias que se nos han realizado.

- Quejándonos continuamente del modo de ser de alguien y no haciendo nada para superar o acabar con esa situación o relación.

- No cuidando a nuestros amigos, no prestándoles la atención y cercanía que merecen o simplemente dejando de relacionarlos con ellos por razones injustificadas y de poca trascendencia sin darles explicación alguna.

- La desidia en el trabajo, la falta de implicación o la dejadez en el cumplimiento de nuestras obligaciones sin ningún compromiso en lo que hacemos o esperan de nosotros.

Sin embargo, no basta con contradecir las actitudes desleales. Para ser leal, es necesario detenernos a considerar algunos puntos:

- En toda relación se adquiere un deber hacia las personas: la confianza y el respeto que debe de haber entre padres e hijos; la empresa con los empleados; entre los amigos; los alumnos hacia su escuela.

- Se deben buscar y conocer las virtudes permanentes para cualquier situación, de otra manera se es “leal” mientras se comparten las mismas ideas.

- La lealtad no sólo es consecuencia de un sentimiento afectivo, es el resultado del discernimiento para elegir lo que es correcto.

- Si se coloca como valor fundamental el alcance de objetivos, se pierde el sentido de lealtad. La persona que participa en una actividad sólo por el éxito que obtendrá, fácilmente abandonará la empresa cuando las cosas no salgan bien o deje de obtener los beneficios esperados.

- Lo importante es vivir las virtudes por lo que representan, por el convencimiento que tenemos de ellas y no porque nos interese respetarlas.

Con todo lo anterior veremos que aún sin darnos cuenta, las relaciones que hemos sabido mantener se deben en gran medida a la vivencia del valor de la lealtad.

Por mantener incólume una amistad, por evitar un daño a un amigo, me enfrento a quien sea. Porque tengo unos principios más honestos, porque la bajeza y ruindad de algunos no me da miedo, porque no abandono a los míos cuando las cosas se ponen feas... porque, en definitiva, soy leal.

Y recuerda, eres desleal contigo mismo y con los demás cuando niegas con tus actos, lo que pregonas con tus palabras.

Dos frases para acabar:

“La lealtad es el camino más corto entre dos corazones” de José Ortega y Gasset.

“Hasta la supervivencia de una banda de ladrones necesita de la lealtad recíproca” de Antonio Genovesi.


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